Amalajer, organización de Málaga para la rehabilitación de estas personas, condena el rechazo a la proposición de ley andaluza que prevenía el juego patológico
- En tratamiento hay unos 400 pacientes, pero alertan que los número están subiendo
- En Málaga hay varios centros educativos a menos de 500 metros de salones y los jugadores son cada vez más jóvenes
- Piden regular o prohibir la publicidad sobre este tipo de apuestas y juegos
“Desamparados”, así es como se sienten en la Asociación Malagueña de Jugadores de Azar En Rehabilitación (Amalajer). Después de que el Pleno del Parlamento andaluz rechazase el pasado miércoles 9 de octubre, con los votos del Partido Popular, Ciudadanos y Vox, la proposición de ley del PSOE, que fue apoyada por Adelante Andalucía, que pretendía limitar las salas de juegos y apuestas y prevenir el juego patológico.
“Parece ser que no es suficiente que estén jugando los menores y no se le da importancia al número que son”
La propuesta, entre otros puntos, establecía que “en ningún caso se podrán otorgar autorizaciones para instalar establecimientos específicos de juego a menor distancia de 500 metros de colegios públicos o privados, parques infantiles, lugares de ocio juvenil, polideportivos o estadios deportivos”. Además, de contemplar el incremento del control de acceso a los menores a estas salas, por lo que se prohibirá el juego y la entrada de menores acompañados por un adulto, aunque sea su tutor. Esta medida se extiende a personas con discapacidad o a aquellas personas que tiene mermadas su voluntad por una cuestión de alcohol o drogas.
El presidente de Amalajer, Paco Abad, ha dicho tener una sensación de “desesperación y desesperanza a la vez”, añadiendo que hay un “desamparo total por parte del Gobierno andaluz que tenemos ahora mismo y por parte de otros partidos políticos”.
“Parece ser que no es suficiente que estén jugando los menores y no se le da importancia al número que son”, ha lamentado Abad, a la vez que ha hecho hincapié en que “se intenta minimizar el número siempre y también lo que se juega y apuesta”.
En la actualidad, ha indicado, hay unas 400 personas en tratamiento en la asociación. Aunque se trata de una cifra que puede ir variando con rapidez en el tiempo, ya que “se abandona el tratamiento muy rápido”. “Unas 250 o 300 son las que siguen el tratamiento con regularidad”, ha informado el presidente.
Así, ha resaltado que el “número de jugadores ha aumentado”. En Andalucía “ahora mismo estamos tratando el doble de personas que tratamos en el 2017”, ha alertado.
“Mientras se estén priorizando los ingresos más que el daño que hace, difícilmente lo vamos a tener las personas que estamos haciendo algo, las asociaciones y los familiares”, ha criticado. Asimismo, ha subrayado que “no se contó con nosotros” durante la redacción de la ley actual.
De esta forma, ha alertado que el problema es que “cada vez son más jóvenes y necesita que se vayan adaptando otro tipo de tratamientos más especializados”, ha subrayado, mientras ha hecho referencia a que “no son capaces de legislar para que los salones estén mínimo a 500 metros”. “Ahora mismo se admite que los salones estén a pocos metros de algunos colegios”, ha denunciado.
Ejemplos de colegios en Málaga
El CEIP San José de Calasanz está a 230 metros, el CEIP Pablo Ruiz Picasso se encuentra a 250 metros, el IES Manuel Alcántara a 270 metros y la Escuela de Educación Infantil Adelfa a 400 metros del salón de juegos ubicado en calle Pelayo.
El Picasso y el Adelfa también están a 300 y 350 metros, respectivamente, de la sala de juegos de calle Martínez Maldonado. Al igual que la Escuela Gloria Fuertes, el Manuel Alcántara o el San José de Calasanz a 350, 400 y a justo 500 metros, respectivamente, de otro salón de apuestas situado en calle Hilera.
En otras zonas de la ciudad sucede lo mismo, por ejemplo, el colegio Ricardo León a unos 200 metros de otro centro de apuestas o el colegio Los Prados a 300 de otro.
En otros municipios de Málaga, como en Torremolinos, se repite la situación: en Avenida Isabel Manoja hay tres salones de juegos que establecen una distancia de 400 metros, en dos de ellos, y 450 metros del CEIP San Miguel.
Una pequeña radiografía de varios centros educativos situaciones a menos de 500 metros de uno o varios salones de juego.
Publicidad y famosos
En cuanto al bombardeo de anuncios de casas de apuestas y juego, Abad ha pedido “regular la publicidad, prohibirla o equipararla al alcohol o tabaco. Habría que ponerse a trabajar ya”. “Ahora mismo no hay ningún tipo de restricción”, ha manifestado, explicando que “normalmente es en horario de tarde; durante o después de un partido de fútbol, cuando hay muchos jóvenes viéndolo. En el mismo campo de fútbol, donde acuden chavales con sus padres, no debería existir este tipo de publicidad”.
Referente a ello, el presidente ha reivindicado que “las camisetas de los jugadores con publicidad de este tipo, los clubs deberían tener y fomentar otros valores”.
En el caso de los personajes públicos que publicitan el juego, Abad ha alegado que “deberían ser más solidarios, ya de por sí estos famosos ganan bastante dinero como para no tener la necesidad de hacer estos anuncios”.
Los jugadores son “cada vez más jóvenes, no superan los 30 años”
En Amalajer mantiene una franja de edad de jugadores entre los “20 y 25 años”, ha firmado su presidente, “cuando antes la media estaba entre los 45 a 55 años”. “Siguen viniendo muchas personas mayores y eso hace que las estadísticas, como son tan caprichosas, suban un poquito la edad”.
“Muchos de los que vienen manifiestan que han empezado a jugar siendo menores de edad”, ha lamentado, indicando que “hay que tener en cuenta que hay un proceso y un tiempo para que esta adicción te enganche, un proceso de un año o año y medio de juego de forma patológica”.
A esto ha sumado que “de vez en cuando viene algún menor de edad”. El problema de esta franja de edad es que “los padres o las madres muchos veces no acompañan el tratamiento”.
“Necesitamos otro tipo de apoyo, hay que darle apoyo a las familias y tienen que entender que esto es una enfermedad”, ha dicho Abad, añadiendo que “la persona no lo hace porque quiere, no juega porque sea un vicioso, no es algo que el niño ha hecho una vez esporádicamente”.
Por otra parte, ha informado que los jugadores suelen ser hombres, “de cada 100 hombres pueden acudir siete o menos mujeres”.
“Las mujeres piden mucha ayuda”, ha incidido, agregando que el motivo del frecuente abandono del tratamiento es el “estigma, la familia no apoya en el tratamiento y cuando llegan a este tipo de asociaciones no se suelen quedar. Tienden a abandonar muy rápidamente, porque les están metiendo presión en la casa, porque es algo que la familia la apoya en muchos casos, se avergüenza”.
En cambio, en el caso de los hombres “están continuamente apoyados por la mujer y esto a la hora del tratamiento se nota mucho”, ha comparado.
Por último, en cuanto al tipo de juegos, “las máquinas siguen estando por encima de la apuestas, porque la persona busca muchas veces la inmediatez y la respuesta del premio”, ha resaltado. Asimismo, las ruleta son “las más atractiva para los jóvenes, porque con una apuesta pequeña puedes ganar mucho dinero”, ha aseguro, agregando que “el juego online” también entra entre los más comunes.
Las consecuencias de la ludopatía son devastadoras: “Pérdida de trabajo, cárcel (por cometer delitos en el entorno familiar o fuera de este), la persona se abandona, termina por no relacionarse y se encierra en su mundo, terminando con una fuerte depresión y en muchos casos algunos llegan al suicidio”.